Dos Sillas de Ruedas y Muchas Lágrimas de felicidad

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El Llanto de alegría es, quizás, una de las emociones más confusas que puede experimentar el ser humano. Y es que ver llorar a la Señora Nora Villanueva de 66 años, quien sufre de esclerosis lateral, y a la señora Roquelina Cantillo de 67 quien padece artrosis, cuando recibieron sus anheladas sillas de ruedas, fue verdaderamente conmovedor. Y esto no hubiese sido posible sin la solidaridad de la Corporación Alegría, que gentilmente nos ayudó a acceder a la donación de las sillas de ruedas que Acciòn Social les había otorgado.

Entre los amigos que nos acompañaron al acto protocolario de entrega de ayudas técnicas en la Casa de la Cultura del Municipio de Malambo, se contagiaron de la felicidad de estas dos valientes matronas, haciendo inevitable que se mezclaran sonrisas lágrimas y abrazos efusivos en una jornada llena de satisfacciones.

La Historia de las personas que recibieron Piernas Ortopédicas, que contamos en nuestro anterior artículo, se entrelazó con la de las señoras Nora y Roquelina quienes debido a sus escasos recursos económicos y a sus enfermedades crónicas, estaban condenadas a vivir en sillas plásticas o mecedoras. Ellas solamente salían de sus casas cuando tenían una cita médica, porque su traslado suponía una serie de peligrosas maniobras físicas y el costo obligado del transporte. Por eso para ellas una silla de ruedas era una necesidad imperiosa, pero al mismo tiempo eran conscientes de la imposibilidad de comprarlas por el alto costo que para ellas tienen estos aparatos.
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Mientras que en la ONU, lleva a cabo la “Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad”. Y crea un “Protocolo facultativo de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad” para que 130 países, entre ellos Colombia, le reconozcan sus derechos a las personas con Discapacidad, en la Costa Atlántica Colombiana todavía una silla de ruedas en un “sueño”. Especialmente en las zonas rurales, es común ver a personas con limitaciones físicas arrastrarse por nuestras calurosas y muchas veces polvorientas calles, sin embargo, las personas que viven en nuestras metrópolis, se escandalizan con la pobreza de los países africanos y hasta se movilizan a favor de ellos, cosa que es bastante loable. Pero en Colombia existe muchísima pobreza, y desconocerlo o tratar de ocultarlo, es aberrante.

Por eso deseamos expresar nuestro agradecimiento a la Corporación Alegría, dirigida por la Terapeuta Física Jeannette Rosas, quien desprendidamente accedió a donarnos dos de las quince sillas que Acción Social les otorgó en Bogotá, a la empresa de Transporte Expreso Brasilia, que nos ayudó con un gran descuento para trasladar las Sillas, al Director de la Casa de la Cultura Henry Miranda y a la Gente de la Alcaldía Municipal, incluido el Alcalde que sirvieron de testigos presénciales de la cristalización del “sueño” de Nora y Roquelina.

Jorge Escalante
Director

Autor: INCLUSOCIAL

Fundación para el Desarrollo de la Solidaridad y la Inclusión Social

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