Vehiculos adaptados


Automoviles y Personas con discapacidad: superhéroes al volante (España)

¿Cómo es el día a día de una persona con discapacidad al volante de su automovil? Cada año, unas 1.000 personas sufren algún tipo de lesión medular. Aproximadamente la mitad es por accidente de tráfico. Su visibilidad es importante para su integración social y para concienciar del problema que supone esta realidad. Pasamos la jornada con Juan Antonio Martínez, coordinador de Aesleme (Asociación para el Estudio de la Médula Espinal) en Guadalajara (España).

Cada año, unas 1.000 personas sufren algún tipo de lesión medular. Aproximadamente la mitad se producen por accidentes de coche. Estas personas con discapacidad no mueren; se van sumando a las de años anteriores. Si no se los ve por las calles es porque muchos se ven recluidos en sus casas”. Juan Antonio Martínez cuenta esto mientras conduce. Es coordinador en Guadalajara de Aesleme (Asociación para el Estudio de la Médula Espinal), está licenciado por la UNED y da clases de educación y concienciación vial.

Juan Antonio Martínez es coordinador de Aesleme (Asociación para el Estudio de la Médula Espinal)

Hace 15 años, se quedó parapléjico en un accidente de moto. Una salida de la vía hizo que su cuerpo se estrellase contra una señal de tráfico, lo que lo postró en una silla de ruedas. Huelga decir el ‘shock’ psicológico que esto le supuso. Pero, después de un año y medio en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, quiso mirar hacia delante. “De nada sirve preocuparte por lo que no tiene solución”, comenta. Lleva una vida de lo más normal; distribuye su tiempo entre su trabajo y sus aficiones. Como todos. Le gusta viajar, salir con sus amigos. Lo que a todos. Y para ello necesita moverse. Como todos. Pero, a veces, a él no le ponen las cosas tan fáciles como a todos. “Estar en una silla de ruedas y moverse en transporte público exige paciencia y mucho tiempo”.

Para una persona con discapacidad, el automovil es casi imprescindible. Puede conducir como tú o como yo. Tan sólo necesita dar un curso de adaptación en una autoescuela habilitada para ello y volver a examinarse (sólo de la parte práctica) para demostrar que aún conserva la capacidad para circular. “Yo pude volver a sacarme el carné cuando estuve ingresado en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, con la ventaja de que solo tuve que pagar las tasas de Tráfico. Es lo más recomendable; si esperas a hacerlo una vez fuera, la cosa se complica: buscar una autoescuela con automoviles adaptados (no en todas las ciudades las hay) e ir todos los días a ella puede ser una odisea”, explica Juan Antonio. La licencia que obtienen suele tener una limitación de velocidad. “Yo comencé con 80 km/h. Cuando fui a renovar el carné, el funcionario que me atendió la subió a 100 km/h”. En la DGT explican que esta limitación depende de lo que determine el facultativo que realice el test psicotécnico

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Las adaptaciones de automoviles para conductores con discapacidad: todo un mundo

Casi cualquier automovil del mercado puede adaptarse. Una vez elegido el vehículo, se pueden encargar las modificaciones en el propio concesionario, que se pondrá en contacto con la empresa pertinente. “Nosotros nos encargamos de todo: adaptamos el vehículo, conseguimos las homologaciones, pasamos la ITV y lo entregamos”, explica Luis Figueroba, analista de mercado de Guidosimplex, una de las empresas adaptadoras existentes en España.


Esta es una de las formas de adaptar un volante

“Si se quiere ahorrar, se puede encargar uno mismo de los trámites”, dice Juan Antonio. En este caso, hay que llevar el vehículo al adaptador; aquí realizan las modificaciones necesarias y te dan los papeles que certifican su calidad. Entonces se vuelve con estos documentos al concesionario, donde te harán entrega de otros en los que se da por buena la adaptación acometida y, por último, se acude con todos estos papeles a pasar la ITV.
Las adaptaciones para la conducción son todo un mundo. Las hay electrónicas o mecánicas (como una palanca que acciona una polea, que a su vez presiona el pedal del acelerador o del freno), más caras o más baratas, con el acelerador en el volante, o en un lateral, con cambio automático o con embrague (automático)… Todo es cuestión de preferencias, necesidades y bolsillos. Y es que puedes encontrar preparaciones por 800 euros o por 12.000 (precio del automovil aparte). “La adaptación más cara que yo he visto estaba realizada en un Dodge; el acelerador y el freno compartían palanca. Si la movías hacia delante aceleraba, y hacia atrás frenaba. Electrónica pura, sencilla y eficiente traída directamente de EEUU. Al módico precio de 12.000 euros”, cuenta Juan Antonio.

Las personas con discapacidad no siempre obtienen indemnización

Muy al contrario de lo que mucha gente piensa, el dinero puede ser un verdadero problema para alguien que se ha quedado en silla de ruedas por un accidente de tráfico. “Las indemnizaciones dependen de la póliza que se tenga y de si el lesionado es o no culpable”, explican desde Unespa (la patronal del sector asegurador). “Toda víctima tiene derecho a la indemnización, entendiendo como ‘víctima’ a todo aquel que no es culpable de lo sucedido. Pero, si el causante del accidente tiene un seguro a terceros, quedará desatendido (económicamente hablando)”. Y ojo, porque algunos vehículos, como las motos, son difícilmente asegurables por una póliza a todo riesgo.

Una persona con discapacidad necesita un espacio alrededor de su automovil para poder salir con la silla de ruedas sin problemas
Juan Antonio no recibió indemnización. Iba en moto, se salió de la vía y tenía un seguro a terceros. Él tuvo suerte; empezó a trabajar con 16 años, con lo que había cotizado lo suficiente y tuvo derecho a una pensión. “Si no, te queda una ayuda estatal muy baja, de entre unos 300 y 500 euros. Y lo peor es que una gran mayoría de lesionados se sitúa en una horquilla de edad de entre 22 y 26 años, con lo que muchos aún ni se han incorporado al mercado laboral”, explica.
Si se tiene más de un 33% de discapacidad, existen algunos beneficios fiscales para la compra de un vehículo: reducción del IVA, exención del Impuesto de Matriculación…
Tambien hay otras ayudas: a la accesibilidad (aquellas modificaciones que han de hacerse al automovil para que la persona con discapacidad pueda entrar en él) y para la adaptación (las reformas necesarias para que el individuo con discapacidad pueda conducir).
Ambos tipos dependen de las comunidades autónomas, con lo cual su cuantía y requisitos varían mucho (si bien hay algunos generales, como tener un mínimo del 33% de discapacidad, no superar unos determinados ingresos…). En la mayoría de los casos hay que hacer primero el pago y después, solicitar el reembolso de la ayuda con la factura, lo que implica tener el dinero previamente.

Adiós a las barreras arquitectónicas que sufren las personas con discapacidad.

Juan Antonio ha conducido todo el día, pero no parece cansado. Por su trabajo pasa muchas horas al volante y eso se nota. Da cursos en institutos y centros penitenciarios para evidenciar la realidad de los accidentes de tráfico y concienciar de los problemas que acarrean.
Hace poco, un asistente le dijo que había tenido que reformar el baño de su bar para facilitar el acceso a personas con discapacidad “para dos que vienen”. Su respuesta fue inmediata: “¿No será que sólo van dos porque tu local no está adaptado?”. Su cara cambió. “Es satisfactorio que tu trabajo pueda servir a otros”.

Pero, ¿quién ha diseñado estas plazas?

Las barreras arquitectónicas siguen siendo una triste realidad en el día a día. Edificios sin rampas de acceso, ascensores inexistentes, bordillos sin rebajar, escasez de plazas de aparcamiento para personas con discapacidad (todas las que visitamos estaban ocupadas por vehículos con su correspondiente acreditación. Y aparcar a 300 metros del destino deseado, cuando este se encuentra en lo alto de una cuesta, es un auténtico problema). Pero, aunque la escasez o la abundancia puedan considerarse subjetivos, lo que sí es denunciable son las barreras arquitectónicas o la peligrosidad que presentaban algunas plazas. Echa un ojo a alguno de estos ejemplos.


Aquí, la persona con discapacidad ha de ir unos metros por la calzada hasta llegar al bordillo rebajado.

Esta plaza no sólo está localizada en un sitio de carga y descarga, sino que, al aparcar, el conductor sale en mitad de la calzada en una calle estrecha y ha de ir unos metros junto a los coches, de espaldas a la circulación.

Una plaza para conductores con discapacidad, requiere de un espacio extra a su alrededor (para la silla, abrir la puerta del todo en caso de muletas…). De estas plazas, una persona con discapacidad lo tiene difícil para salir del automovil; son pequeñas, con lo que la puerta no se puede abrir completamente; hay un bordillo muy cercano y, para colmo, la calle está en cuesta.

La salida de esta plaza tiene de todo al lado de la puerta del conductor: árbol, farola, señal, acera… Si el conductor con discapacidad va en silla de ruedas, no podrá salir del vehículo.

Por: Susana Viñuela
Fotos: Víctor Henao
Ver fuente original del articulo: “Coches para discapacitados en la revista Autobild.es”

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