Es cierto que las coincidencias no existen. Y todo lo que nos ocurre parece planeado, de una forma magistral, por un poder más allá de nuestro entendimiento. Eso lo pude constatar en la hermosa isla de Providencia (San Andrés y Providencia) el 19 de octubre del año 2015, cuando tuve el honor de premiar al Alcalde en ejercicio, Dr. Arturo Arnulfo Robinson.

El hotel en el cual me hospedé, no sólo me brindó una excelente atención, sino que además me hicieron sentir en casa, con los hermosos amaneceres al pie del mar, la taza caliente de café recién hecho y la amena conversación, mitad en español, mitad en “criollo Sanandresano” que es una lengua basada en el inglés, pero recortada y adaptada por los isleños. Y fue precisamente en una de esas  largas conversaciones que la dueña del Hotel me contó que un nativo agricultor, joven aun, acaba de perder una pierna.

 ¿Coincidencia? No creo. Pues tuve que tomar dos vuelos para llegar a Providencia y llegar justo al hotel en donde los dueños eran conocidos del señor Olario Josè Ward Brown, quien apenas empezaba a acomodarse a su nueva vida de amputado, en medio de serias dificultades económicas y sin  posibilidades, a corto plazo, de volver a caminar.

Obviamente le ofrecimos nuestra ayuda incondicional y ese mismo día se presentó Olario ante nosotros, más desconfiado que esperanzado. Le expliqué el procedimiento para solicitar la prótesis y los posibles inconvenientes que se le podían presentar en su rehabilitación. Y Olario, me compartió todas sus dudas y expectativas, especialmente las referentes a sus posibilidades reales de volver a trabajar. Hasta ese momento no le había comentado que yo también utilizaba una prótesis, así que me levante y le mostré como podía subir escaleras, bailar, levantar pesos, etc. Y   sólo en ese momento, cambió su ceño fruncido y con una enorme sonrisa me dijo “Ahora si tiene toda mi atención”, acto seguido, le revisé su muñón para constatar que estuviera completamente cicatrizado y le quité las muletas para  ver si tenía el equilibrio suficiente para una adaptación exitosa.

Una vez en Barranquilla, iniciamos los trámites ante nuestros amigos  de Mahavir Kmina en la Estrella (Antioquia),  quienes con su inagotable humanitarismo y sentido de integración social, le donaron su prótesis.

El 18 de febrero del 2016, solo cuatro meses después de conocer a Olario en Providencia, pudimos verlo caminar, nuevamente, con sus dos piernas. La satisfacción es muy grande, pues como decíamos al principio de este artículo, no existen las coincidencias, pero definitivamente si existen las “Dios-cidencias”.

Sólo nos queda esperar que el Todopoderoso nos permita seguir haciendo parte de su maravilloso plan maestro, y servir de instrumento para ayudar a responder las plegarias de los colombianos, en condición de discapacidad, que requieren de su infinita misericordia.

Jorge Escalante

Presidente de INCLUSOCIAL